Vivimos tiempos de intolerancia. La intransigencia y el fanatismo parecen ser los dueños de voluntades y actitudes. Las imágenes de los medios se recrean enseñando y reseñando. Seguramente siempre ha sido así. Siempre hubo momentos en la historia de la humanidad en los que no solo no se respetaban las ideas y opiniones de los demás, sino que se atacaban y perseguían con saña e impiedad.
¿Qué decir de ese autodenominado Estado Islámico, con sus bárbaros degüellos retransmitidos urbi et orbe?. ¡Escalofriante!.
Sin llegar a estas crueles prácticas, en nuestro suelo patrio parece haberse desatado también la intolerancia y la falta de voluntad.
He tenido en este verano, dentro de mis lecturas provechosas, la de un librillo que he leído alguna otra vez. Se trata del "Tratado sobre la Tolerancia" de Francois Marie Arouet, más conocido como Voltaire. Aunque los acontecimientos que dieron curso al libro, a mediados del XVIII, son bien distintos, la sustancia y los modos parecen repetirse.
¿Subsiste la esperanza ante este desolador panorama?.
"Vivere militare est". Vivir es luchar, que dejó dicho el gran Séneca hijo, (Lucio Anneo Séneca).
Lo siento mucho pero yo ante la barbarie de este Ejército Islámico soy totalmente intolerante e intransigente.
ResponderEliminarLas virtudes cardinales que nos vienen de muy lejos creo recordar que son la justicia, prudencia, fortaleza y templanza. Personalmente coincido con el comentarista anterior. Soy intolerante con el fanatismo y la barbarie.
ResponderEliminarPor todos es sabido que las religiones silenciaron la filosofía y a toda oportunidad del saber universal más allá de lo que podría interesar a la humanidad. Tampoco es memos cierto que la religión ha sido, en ocasiones, la argamasa que ha sustentado la luz de la cultura, sobre todo en los siglos de la oscuridad medieval; pero la verdad es que siempre han estado envueltas en intolerancias y nadando en charcos de sangre. Nuestro celebrado Voltaire nos lo deja bien claro en su “Tratado de la Tolerancia”.
ResponderEliminarHoy, sin embargo, no debería… o mejor dicho: Debería estar olvidado el tema “Dogmático – Sectario” que se viene produciendo en el medio oriente. Soy partidario de erradicarlo y de trabajar con las culturas y religiones que todavía lo practican, pero será muy difícil acabar con la barbarie desde fuera. Eliminar a las cucarachas sin saber donde ponen los huevos es trabajo perdido. La “Tolerancia 0” es lo mismo que la intolerancia, y aunque uno no puede reprimir el asco y la repulsa que producen estos comportamientos, y justifica medidas como las que se empiezan a tomar, lo cierto es que no se conseguirá su erradicación si no se hace con el uso de la razón.
Hoy sería impensable que actitudes como las que refleja el citado tratado en lo concerniente a la religión católica o las de índole cristiano se pudieran poner de manifiesto. Sin embargo siguen existiendo extremos en religiones próximas, occidentales, que se deberían tener en cuenta. Es muy triste que la humanidad se vea atemorizada por sectas religiosas cuyos fundamentos sobrepasan a la superstición y aún más, a la locura.
En cuanto a nuestro suelo patrio la etiqueta “Intolerancia” va y viene en sentido o dirección Centro-Nordeste y al revés. Sería muy bueno cambiar el etiquetaje y plantearnos el de “Cordura, Solidaridad y Futuro común”.
Saludos.
Cometí un "lapsus cálami" al enunciar el libro de Voltaire como "Tratado sobre la Intolerancia". Un buen amigo me lo hizo notar por wassap privado, tan en voga actualmente. No hice entonces la corrección oportuna que hago ahora, al leer el magnífico comentario del Anónimo del 23 de septiembre.
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