Estoy recibiendo numerosas y descorazonadoras felicitaciones de Navidad con los logos de las empresas en donde cohabitan sus enviadores. La última fue o ha sido, (hablando con propiedad gramatical, ya que la recibí hace menos de una hora), de un conocido, que no amigo, de mi antigua profesión, (¡qué lejana está ya, por dios!).
¡Qué frío!. ¡Qué impersonal!. ¡Qué capullada!.
Si quieres felicitarme me mandas una líneas y me deseas esas cosas que solemos desear: paz, amor, felicidad, salud y ese largo etcétera lacrimoso y sensiblón, ¿vale?.
Nota: No va por ti, amigo Fernando, que conste..............