jueves, 11 de enero de 2007

Se llamaba Consolación.....

Venga ya, que se está haciendo tarde !. A las 4,20 tenemos la visita al hospital y no conviene llegar con retraso.
Lo difícil no es llegar, lo verdaderamente complicado es aparcar. Vueltas y mas vueltas para finalmente dejar el coche medio subido a la acera, en una zona que se supone que no entorpece y sobre todo que no lo va a llevar la grua.
Entrada por Urgencias, ( ¿ por qué entramos todos por urgencias, cuando existe una entrada habilitada al efecto ?). Las salas de espera repletas y una actividad nerviosa y desordenada. El puto ascensor que no llega al sótano !.  Desde la planta baja reinicia la subida a las plantas altas y una larga cola de personas se desespera y protesta. ¡ Vayamos por la escalera que no llegamos a tiempo !. Sudorosos y descentrados estamos en la sala de espera y una veintena de personas nos miran y remiran. ¿ Por qué nos observan de manera tan descarada ?. ¿ No tendré la bragueta abierta ?...
Después de tres cuartos de hora suena nuestro nombre. ¿ Vámos chica que no es para tanto !. ¿ Una endoscopia de nada, ya verás cómo no te hacen daño !. Vd. se espera en la sala, sólo puede pasar el enfermo !...
Allí sentado, observando a las personas que pacientemente esperan su turno me doy cuenta que esas miradas son el fruto del temor, del no saber !.
¡ Consolación Rodríguez, paaaase por favor !. Y esa mujeruca menuda, flaca y nerviosa se revuelve en su asiento, como si estuviera clavada a él !. Cuando su mirada vidriosa se encuentra con la mía le sonrio, le ayudo a levantarse y le doy ánimos: ¡ Vamos Consolación, ya verá como todo sale bien..........................!

Comentarios

¡Hola amigo!,
Detalles como el que tuviste con Consolación dicen muchas cosas buenas de ti.
Que gracia, yo también me paro a observar, muchas veces, a la gente con la que me cruzo. Normalmente fruto de las prisas, el estrés y el ajetreo de la vida diaria nos olvidamos de que, en el fondo, somo todos parecidos, todos tenemos realmente los mismos miedos, las mismas incertidumbres y los mismos anhelos. Como decía ayer en mi blog, (gracias por tu comentario maravilloso)a veces nos quedamos sólo con la fachada. Ese señor con cara de perro en el bus, esa mujer que te grita maleducada ¡no te cueles! en el súper, esas miradas incómodas en la sala de espera... Quizá el del bús esté pensando en un familiar enfermo, quizá la señora del súper esté preocupada porque tiene que ir a buscar al nieto o quizá, como tú dices, esas miradas en el Hospital se deban sencillamente al temor, al no saber... Si nos planteáramos las cosas desde esta otra óptica, ¿no nos resultaría más fácil actuar como tú, ofreciendo el regalo de nuestra sonrisa y palabras de aliento?.
Quizá el mundo, así, nos resultara a todos un porquito más agradable.
Quizá en el mundo, así, se erradicaran muchos de los problemas que existen en la actualidad.

Símplemente, dando a los otros el beneficio de la duda, aprendiendo un poquito de empatía y ofreciendo una sonrisa en el lugar y el momento apropiado.

Besitos

Mi ya imprescindible Yuna, gracias por tus palabras siempre tan cálidas, siempre tan cercanas. Ya estás ocupando un trocito de mi vida.
Un beso