Hay una imagen que me persigue en el subconsciente inconsciente. Se produjo hace algunas fechas, pocas. Algo, a mi modesto entender, inane, inútil e insustancial.
Uno ya está acostumbrado a lo infructuoso, intrascendente e incompetente. Pero ésto no me lo esperaba.
Cuando crees que ya lo has visto todo salta lo inepto, lo incompetente y lo improductivo.
Uno puede llegar a creer que lo vacío, lo vacuo y lo vano ya han ocupado todo el espacio de posibilidades imaginables.
Pues no. lo frívolo, lo trivial y lo insignificante irrumpen por sorpresa y tu capacidad de comprensión queda dañado.
Es algo estéril, incapaz e imposible. Pero ahí está.
Ocurrió en Ávila. En un foro católico, (realmente casi todo en Ávila rezuma catolicismo). El hacedor en parte fue el expresidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, probablemente el presidente más desafortunado de nuestra democracia, al que es poco presumible igualar e imposible superar en su nociva gestión.
Tengo el presentimiento de que los restos de Lorenzo Valla se estremecieron en su tumba. No me cuesta nada sospechar que Boccaccio, Petrarca y Dante han pedido la baja automática de ese Humanismo que alumbró la Italia del Renacimiento y que deslumbró a la Europa del Cuattrocento.
Que un personaje de medio pelo, con un coeficiente medio bajo, nos dé lecciones de humanismo es estremecedor. Nunca lo hubiera imaginado.