viernes, 20 de abril de 2007

Aprendizajes tardíos

Cuando florece el cerezo
y se cubre del presentimiento blanco de fruta,
empieza realmente la primavera.
Porque el almendro pudo confundir su flor
con las nieves de febrero
y el melocotón darnos falsa esperanza
de bonanza en el ventoso marzo,
tantos trajes tiene el vestuario de la naturaleza.
Son estos aprendizajes tardíos
- en realidad de hortelano improvisado -
los que ahora me ocupan:
descubrir el ritmo secreto de lo que me rodea,
la tenaz indiferencia con que llevan adelante su empeño
los árboles frutales de la huerta.
He tomado prestados estos versos, o mejor aún, estas reflexiones a Fernando Ainsa de su obra "Aprendizajes Tardíos". Ocupan mi cotidianidad muchas cosas oxidadas por la falta de uso. El "descubrir el ritmo secreto de lo que me rodea" es una de ellas. En un trabajo absorvente, como el que he tenido hasta hace bien poco, no era fácil dejarse llevar por la curiosidad. Fué preciso aparcar sentimientos y aletargar sensibilidades.

En estos momentos de disponibilidades ciertas, estoy dejando que la naturaleza, siempre sabia, haga su trabajo. En mi interior van brotando finas capas de sensaciones olvidadas. La curiosidad rezuma por todas partes y se derrama cadenciosa en cada trozo de paisaje y en cada mirada.

Es un aprendizaje tardío que llega como un regalo en esta etapa nueva de mi vida. Me siento vivo y doy gracias a Dios por pertmitirme estos asombros y estas capacidades desconocidas.

Soy capaz de reconocerme en un atardecer lluvioso, dejando que la humedad me abrace y me susurre; y también me siento parte de un día radiante de sol, en el que la incipiente primavera va dibujando nuevos colores, a veces con pincel fino y otras con brocha de ámplio trazo.

Bienvenido sea este tardío aprendizaje. Por mi parte prometo limpiar cada noche los poros de mi piel para que el rocío de cada mañana penetre hondo en lo mas profundo de mi ser.

Comentarios


Nunca es tarde para cambiar el rumbo...
Nunca es tarde para entender...
Nunca es tarde para dejar de ver el cielo...
Cuando las nubes insisten en aparecer...

Nunca es tarde para descubrirse comparando...
Nunca es tarde para sentir la manipulación...
Nunca es tarde para mirarse al espejo y ver otra imagen...
Nunca es tarde para encontrar el error...