Catón el Viejo, (hubo luego otro Catón el Joven, bisnieto de éste), expertísimo orador, patriota romano, militar, político y escritor, repetía machaconamente esta frase al final de sus encendidos e incendiarios discursos en el Senado: Delenda est Cartago. Realmente la frase era otra pero no viene al caso.
Catón había participado en la segunda Guerra Púnica y el odio hacia Cartago ocupaba todo su ser. Igual que ocurría con la sociedad romana.
No es cuestión de ponerme aquí a desarrollar la historia de Catón el Viejo. A parte de la Wikipedia existen manuales magníficos al respecto. Tampoco entrar en la historia de Cartago o intentar resumir las tres Guerras Púnicas, que enfrentaron a las dos potencias del Mediterráneo, Roma y Cartago, con una causa fundamental basada en los intereses comerciales de ambas y en la que Roma pasó de ser una aspirante a convertirse en el estado más poderoso que bañaban las aguas de ese mar Mediterráneo.
Delenda est Cartago, Cartago debe ser destruida. Y Cartago lo fue. Su destrucción fue terrible, metódica, borrada del mapa.
Esta locución latina me ha hecho recordar otra Delenda que suena en las gargantas de personas varias, unas con intereses políticos innegables y otras en personas que parecen poner en esta destrucción el final de todos nuestros males. Una destrucción que a uno, en su débil equilibrio interior, le parece peligrosa y aventurada.
Delenda est Monarquía. Destruyamos la monarquía. Borremos del mapa esa serpiente venenosa creada por el dictador. Y de paso rompamos esta Constitución que, según ellos, no fue votada por más del 60% de los españoles de hoy, como si ésto último fuera un argumento de peso. Avisemos a los ciudadanos de los Estados Unidos para que también ellos dinamiten su constitución. Al fin y al cabo ninguno la ha votado.
Ni soy monárquico ni soy republicano. Soy hijo de mi padre y de mi madre y me ha tocado vivir en una sociedad exigente en la que nadie me ha regalado nada. Me parece una simpleza proponer la ruptura de un estado que nos hemos dado los españoles. Creo que es una memez filosofar con la fractura de una constitución que nos ha permitido salir de una larga dictadura y nos ha dado la ocasión de vivir en paz después de muchos años de desasosiego.
Delenda No. Ruptura No. Referéndum para consultar lo que la mayoría de españoles quiere Si. Reforma de una constitución que no puede convertirse en el grial intocable también. Pero hagámoslo bien y no dejemos que estos salvapatrias de ultima generación nos toquen las castañuelas.