miércoles, 29 de agosto de 2012

Espada de Damocles


No voy a entrar en el aspecto de la más que dudosa veracidad histórica del personaje Damocles, que la leyenda quiere poner en la Grecia del siglo IV antes de Cristo. Está bien contrastado que si no fuera por el gran y polifacético Cicerón, e incluso por el poeta Horacio, no hubiera pasado a la posteridad, y con él su afamada espada.

"La Espada de Damocles", tiene un significado bien conocido y utilizado hasta nuestros días. En estos momentos está siendo el "leitmotiv", (¿o es "leitmotif"?), que se aplica repetitivo en relación a nuestra maltrecha economía, con alusiones a la situación de Grecia, y en comparativas a Italia, Irlanda y Portugal.

Entre todas ellas, tengo recortado un largo artículo del País, que en la sección Internacional, páginas 8 y 9, nos informa con detalle del último ensayo de Petros Márkaris, narrador y dramaturgo griego, muy conocido por sus novelas policíacas, pero que en este caso resume en la obra cuatro años de la vida económica de Grecia, con un paisaje desolador.

Las conclusiones no pueden ser más sombrías. El retrato de Grecia se manifiesta de manera descarnada como  un conglomerado de ruina material, unida a una pobreza a duras penas disimulada. Uno de los aspectos más sangrantes tal vez sea el sanitario, con el lacerante arquetipo de "los diabéticos que ya no pueden permitirse comprar insulina" (sic).

Me considero observador y vengo desde hace algún tiempo percibiendo que los cubos de basura de mi barrio son concienzudamente manipulados por ciudadanos españoles de mi ciudad, en horarios de primeras horas de la mañana y últimos de la tarde, ocultando el hecho a la curiosidad pública.

La miseria ha llegado a nuestro país y, entretanto, seguimos mirándonos el ombligo y cogiéndonosla con papel de fumar. Un país fragmentado más que nunca, insolidario y troceado en diecisiete más dos porciones dispares. Una ruina. Un despropósito. Un desastre que lleva camino de terminar en una más que evidente calamidad. Un probable colapso del aparato estatal. O eso creo.