viernes, 13 de julio de 2007

Cara culo

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En la jungla urbana, en la que cada uno de nosotros va a su bola, con su mundo interior en la mochila y sin interesarte demasiado el mundo de los demás, se dan circunstancias en las que puedes muy bien perder los nervios. Siempre me he considerado una persona pausada, tranquila y respetuosa.

Eso pensaba yo...., hasta que esta tarde en un atasco en el centro de la ciudad reacioné con violencia verbal. La persona que me antecedía hizo un giro nervioso y feo y yo le respondí con un golpe de claxón. No le gustó nada mi ademán por lo que, a coche parado, me levantó el dedo corazón con gestos repetitivos y airados. Para mi propia sorpresa bajé el cristal de mi puerta delantera derecha y, con una mirada asesina, le solté:
- ¡ Mueve ese coche caraculo !
Gracias a Dios, mi airado automovilista no se dió por ofendido y arrancó a todo gas reincidiendo en sus gestos dactilares.

De vuelta en casa, y con los ánimos calmadados, me pareció recordar la obra de Francisco de Quevedo "Gracias y desgracias del ojo del culo". Rescaté uno de los tomos de sus obras completas y efectivamente, un poco abandonado y polvoriento, ahí estaba. Unas estupendas y sarcásticas páginas que se leen con facilidad y regocijo.
No hay contento en esta vida
que se pueda comparar
al contento que es cagar.
LLamamos en mi casa al wc o retrete, el trono. Viene todo esto de uno de mis viajes al Bierzo, al Palacio de Canedo de Prada. Pués bien, en el lateral del muro principal y en su zona mas noble quiso Prada rescatar el viejo retrete y lo convirtió en un auténtico trono. Tu te sientas en un sillón de madera noble, con respaldo y posabrazos y en su centro, como no podía ser de otro modo, está el propio inodoro. Os animo a contemplarlo y disfrutarlo. La vista sobre el viñedo y las suaves colinas es magnífica. Por ello, aunque no tengas ganas, no te olvides de sentarte en el trono.

Aún hoy decimos en casa "está en el trono" para referirnos que está en el wc. Incluso he respondido mas de una vez a la pregunta de mi esposa:
- ¿ Dónde está Dani ?
- ¡ Está troneando !
¡ Este Quevedo era tremendo !. No es de extrañar la inquina de Góngora que se hacía recíproca.

No me resisto a dejar constancia escrita de su prólogo:

"Francisco de Quevedo y Villegas, llamado Juan Lamas, el del Camisón Cagado
Dirigidas a Doña JUANA MUCHA, MONTÓN DE CARNE,Mujer gorda por arrobas.
Escribiólas JUAN LAMAS, EL DEL CAMISÓN CAGADO.Edición de DANIEL LEBRATO, Maestro Oculista.

Comentarios


"en los ojos de la cara suele haber por mil leves accidentes, telillas, cataratas, nubes y otros muchos males; mas en el del culo nunca hubo nubes, que siempre está raso y sereno"

F. de Quevedo, Gracias y desgracias del ojo del culo



"También había un poeta
al que habían de practicarle la cesárea,
era preciso extraerle un pedo inconmensurable,
un pedo que venía en mala postura.
Era preciso actuar con diligencia,
con prisa,
con toda la prisa del mundo,
antes de que el gran pedo se malograra.
Ya un encuadernador de urgencia esperaba al pedo.
Ya un bibliófilo esperaba a aquel pedo,
no a otro"

De: Pérez Estrada. curioso poema en Diario de un tiempo difícil:

Conozco la obra de Quevedo y su "Gracias y desgracias....". Es un relato atrevido, como todo lo de Quevedo, transgresor y punzante, como él solo sabía serlo.
Es un acierto tu post y demuestra, una vez mas, tu innata facilidad para enlazar cosas cotidianas con la literatura, la historia o cualquier otra sapientia.

La ira. Te entiendo amigo, ¿quien no ha sentido alguna vez la ira automovilistica, que hace perder al ser humano su tranquilidad y su control? Ahí yo admiro a las mujeres. Seguramente cometen las mismas barbaridades al volante, pero no se entretienen en demostraciones digitales. Van a la suya como si la cosa no fuera con ellas. Un abrazo,