Hoy es 11 de septiembre. Para Cataluña su sagrado día de la Diada. Para todo el mundo el aniversario, el triste aniversario, de la tragedia y la destrucción de las Torres Gemelas de New York.
El pasado siglo XX estuvo marcado por la Primera Guerra Mundial, del 1914 al 1918. La Segunda Guerra Mundial, del 1939 al 1945 y de la Tercera Guerra Mundial, la Guerra Fría, que provocó el rearme nuclear y tensó hasta límites insoportables el equilibrio mundial. Esta Tercera Guerra Mundial finalizó con la Caída del Muro de Berlín, en la noche del jueves al viernes, días 9 y 10 de noviembre de 1989.
Hay gente que afirma y razona que el siglo XXI comenzó el 11 de septiembre del año 2001, con los ataques al World Trade Center y al Pentágono. Estos acontecimientos nos hicieron despertar de un sueño de falacias. Un sueño en el que los mercados financieros y las democracias convivían en un angélico mundo virtual. Este ataque al corazón del imperio nos llevó a una realidad tangible. El mundo que nos habían vendido no existía.
Han pasado ya diez años desde la catástrofe y a mí me recuerda otra catástrofe: Pompeya. En Nueva York miles de personas perecieron envueltos en el estupor, el desconcierto y una capa de ceniza, (así aparecen las imágenes mil veces vistas). En Pompeya fenecieron cientos, miles de personas envueltos en la turbación y en una capa de cenizas que han conservado hasta hoy las casas y los cuerpos. Sobre Pompeya se derrumbó el fuego de la lava del Vesubio y la ira de los dioses. Sobre Nueva York cayó la ira de un tercer mundo, en su sentido primigenio, y la furia de un islamismo radical, crispado y violento. De una criatura terrorífica creada por el propio Imperio.
Y hablando de los 11 de septiembre, la curiosidad me ha llevado a saber que, precisamente otro 11 de septiembre, en este caso del año 1609, el primer europeo - Henry Hudson - llegó a la Isla de Manhatan. ¡ Qué cosas !.