viernes, 15 de diciembre de 2006

No conocía bien mi capacidad de encaje

La verdad, no conocía en toda su extensión mi capacidad para encajar los nuevos sentimientos y emociones. De momento me voy defendiendo. En estas últimos días de mi vida laboral, llenos de reuniones, de encuentros, de llamadas , de frases amables y de algun que otro susto, me he encontrado habilidoso, capacitado para encajar la emoción y controlarla. No es tan complicado.
Aún no ha habido lágrimas, no hemos llegado a los discursos ni a las despedidas, y aunque en marcha, las comidas de fin de año no han salido del arcón.
Mi querido blog, mi recien estrenado diario personal, ayúdame en los momentos de flojera, que seguro llegarán, y permíteme degustar despacio este nuevo menú que la vida me presenta.


Comentarios

Como persona humana, cuentas con unas energías fabulosas de reserva justa para cuando las necesites. Sólo tienes que descubrir lo que está ocurriendo en tí. (Anthony de Mello, escritor hindú).

Gracias por tu comentario en mi blog.
Un saludo

Tu caso... me suena (mucho)
Tengo 22 años, soy una chica aspirante a mileurista y a JASP (ya sabes, eso de Joven Parado Sobradamente Preparado).
En fin que estarás leyendo con los ojos como platos pensando en qué me puede sonar tu caso cuando yo soy todo lo contrario a ti.
Mi padre tiene 61 años y es un pre-jubilado desde hace 6. Mmm, quizá te vaya sonando. Desconozco las razones de tu pre-jubilación, en este son por invalidez. Y ojo que mi padre es un señor majísimo, alto, moreno, inteligete, amante de la lectura, la música clásica, las plumas, los trenes, el buen comer, el buen beber...y que encima hacía bien su trabajo... pero cosas de la vida un par de clavos en la espalda le impiden estar sentado más de una hora y trabajar. Sin contar, por supuesto, las dificultades para estar quieto de pie, levantarse o sentarse en cualquier lugar que tiene. Te aseguro que es un hombre feliz.
Lo ha pasado mal, sobre todo al principio, estaba contento, pero ese no-tener-nada-que-hacer le humillaba. Poco a poco fue incrementado cosas a su lista de actividades cotidianas: se iba a andar por la ciudad y observaba el cambio que sufría la ciudad (me consta que, en algún momento, se detuvo en mitad del centro de Zaragoza, miró pasar a los coches y a la gente, todos con prisa y pensó "qué pena que no tengáis tiempo para ver todo esto, para daros cuenta...".
Ahora visita más a sus hermanos, hace algunas tonterías de bricolaje en casa, ve películas en DVD, lee libros, cocina, escribe incluso,hace de agricultor en el pueblo y procura que no nos (a mi madre y a mí) falten esas pequeñas cosas para las que no encontramos tiempo (ir a comprar un boli, llevar algo a encuadernar...). No sé exactamente por qué, pero la mayor parte de las veces que llego a casa... él no está porque tiene cosas que hacer.
Se te abre un mundo nuevo... cambio va, cambio viene. (espero no haberme excedido mucho en lo escrito). Sobre todo ánimo, como dice una amiga mía "el tiempo nunca sobra"
Un beso y feliz día

Me ha gustado mucho tu comentario, Vanlat. Tu padre y yo nos parecemos mucho. Mi prejubilación no ha sido por ninguna invalidad, sino por una reetructuración de la cúpula comercial, en la que me han hecho una oferta de prejubilación sin demasiadas opciones alternativas. Soy un poco más joven, (56 cumplidos el 17 de octubre), que tu padre. Me gusta tambén la lectura, la música clásica, el campo. Abandoné en su día mis colaboraciones dominicales en un diario de províncias por falta de tiempo y tengo un pequeño librillo a medio terminar. También me gustaría estudiar en la Universidad de mayores Historia Medieval.
¿ Podré con todo o me pudriré en el sofá del salón ?. Ya veremos.................
Muchas gracias. Eres una chica estupenda. Un beso.