Claro que me gusta Mark Knopfler. Hace de ello ya muchos años. Era la época de mi segunda juventud y me fuí a París a un inolvidable concierto suyo. De aquella vivía mi existencia universitaria en la Barcelona de los locos años setenta, tan pintoresca, tan abierta y tan mediterránea. De una relación intensa y corta con Cris, a parte de sus pecas, sus turgencias y su sexo convulso y siempre inesperado, me quedó su gusto por Mark. A todas horas sonaba su música en los vinilos del viejo giradiscos del salón.
Hace unos días escuche su colaboración con Emmylou y me lo bajé de la red. Suena estupendo. Os lo recomiendo. Es muy Mark y muy Emmylou, ya sabéis !. Me voy a comprar el CD original. Como dice mi hijo Dani "cuando algo es bueno hay que pagar canon".
Otra cosa. Son las 2,30 de la mañana y no tengo sueño. Seguramente el viaje de vuelta desde Lugo, con sus buenos 360 kilómetros, la intensa y sufrida niebla y la estupenda ración de empanada berciana en Ponferrada con una cañita, me han asustado el sueño. Y mañana tengo que levantarme a eso de las 8. Un viaje a Zamora y una reunión-comida me van a ocupar la jornada y tengo que estar en perfecto estado de revista.
En la visita efectuada al hospital de Lugo me dió tiempo a estudiar el paisanaje. ¡ Qué distintos somos unos de otros !. En la segunda planta destinada a traumatología, aunque mi cuñado Manolo está de prestado ya que en Oncología no hay plaza, me encontré con Leopoldo, un paisanín de las tierras de Mondoñedo, con sus 81 años bien puestos y sus piernas medio paralizadas. Leopoldo tiene toda la sabiduría, la retranca y el sarcasmo del gallego rural. "¿ Cómo vay esa vida señor Leopoldo ?.". " Mira rapaz, por un lado non chu sey e po lu outro qué queres que che diga ".
Boas noites. Me von a deitar que mañá me levanto cedo !