miércoles, 9 de mayo de 2007

Alvar Sánchez de Cuéllar

En septiembre del año pasado un buen amigo, oriundo de una de nuestras cunas del mudéjar, Cuéllar,  conocedor de mis aficiones a la historia, me hacía llegar un
documento manuscrito, datado en el lejano año de 1381.

Se trata de un legajo manuscrito, con buena letra y bien conservado, que detalla a grandes  rasgos la vida de Alvar Sánchez de Cuéllar, caído en desgracia con la muerte del monarca castellano Pedro I, pero que llegó a ser su embajador en Inglaterra. Una de las gestas mas destacadas de su labor como embajador fue la firma del tratado del 22 de junio de 1362, en la catedral de San Pablo de Londres. En aquella fecha se trató ampliamente un tratado de amistad entre  las dos coronas, (Castilla e Inglaterra), promovido por el príncipe de Gales Eduardo de Woodstock, primogénito de Eduardo III Plantagenet y gobernador de Aquitania. Decir Eduardo de Woodstock no es decir nada. Si decimos, en cámbio, el Príncipe Negro, seguramernte nos vendrán a la mente unos hechos históricos conocidos y bien detallados.

No voy a desarrollar en este corto post la rica y ámplia historia del Príncipe Negro y sus acciones en nuestro país, motivada por la búsqueda de apoyo de las temibles y bien organizadas naos de la corona de Castilla en su lucha con Francia en la Guerra de los Cien Años. Tampoco hay espacio para bucear en la lucha titánica de Pedro I con su hermanastro Enrique de Trastámara. Solamente hay tiempo para comentar que mi buen amigo Pablo Alvarez, es en realidad descendiente directo del personaje mencionado "Alvar Sánchez de Cuéllar".

Después de la muerte de Pedro I, Alvar, en su calidad de Consejero Real, fué preso, desposeído de sus bienes y finalmente ejecutado en una fría mañana del 12 de febrero del año 1382.

En sus casi dos años de mazmorras le dió tiempo a dictar a un judío converso, encargado de la alimentación de los sentenciados, sus resumidas memorias. En ellas da fe de sus afinadas gestiones como embajador real, así como de sus inquietudes frente al futuro de su esposa enferma y su dos hijos Blanca y Alfonso.

En Cuéllar sigue teniendo esta familia su vivienda, una vieja casona en la trasera de San Esteban, y aún hoy, pasados los años, transmiten sus descendientes un halo de dignidad, nobleza y orgullo domesticado por los acontecimientos y los años.

Esta bella ciudad, con uno de los mejores ejemplos de románico mudéjar en sus calles, es un mudo testigo de la historia de nuestro país.

Muy cerca de la bellísima iglesia de San Esteban, con su sobresaliente ábside, considerado el mejor en el arte mudéjar español, está la casa de los "Alvar Sánchez de Cuéllar", rescatada por el marido de Blanca, un rico judío converso de Segovia (Pedro), que fué famoso como prestamista de la corona. 

Comentarios

Jerónimo, he visto tu post brujuleando en en internet y me ha llamado la atención su contenido. Mi nombre es Juan y mi apellido Segovia. Mi familia es oriunda de Cuéllar y me ha llamado poderosamente la atención el contenido de tu argumentación. ¿ Podría tener acceso visual al documento señalado ?. Soy aficionado, como tu, a la historia y todo aquello que tiene que ver con la tierra de mis ancestros me interesa singularmente.
En otro orden de cosas, te invito a que abundes en la rica historia del Príncipe Negro, incluyendo su especial e intensa relación con la corona de Castilla.
Estaremos en contacto. Te queda mi dirección de correo electrónico. Un cordial saludo.

Hola Juan; disculpa la tardanza. Me ha sido un poco dificultoso contactar con mi amigo y paisano tuyo de Cuéllar. El documento en cuestión pertenece a la familia y como tal lo tienen a buen recaudo. Podríamos, si te parece, quedar un día en Cuéllar, Segovia o Valladolid y echarle un vistazo al citado documento. Por el correo electrónico es fácil contactar y acordar una fecha.
Un saludo.
Lo del Príncipe Negro, tomo nota de lo que me indicas.

Me gusta muchísimo encontrar aquí datos tan bellos e im portantes que redondeen mi investigación sobre el Príncipe Negro (quizás envenenado por los Lancaster como después su hijo) paladín de los mejores y más real que Arturo.
De gran interés esta reseña sobre la familia Cuéllar que pudo ser un timón propicio para que no hubiese en el futuro la triste contienda entre españoles e ingleses. Por lo que aquí leo son los Trastamara (bastardos) los responsables.
Saludos desde Argentina - Alejandra CV