martes, 22 de abril de 2014

Paradoja (1ª Parte)




La cosmología, esa ciencia que estudia el universo como un todo, desde su nacimiento hasta su más que plausible final, la podríamos resumir en dos partes, o tal vez tres:

Una primera, enmarcada en el siglo XVII, con la irrupción del telescopio y la existencia de personajes tales como Galileo Galilei, Nicolás Copérnico, Johannes Kepler y otros, culminando en Isaac Newton y sus "Leyes del Movimiento". Los cuerpos celestes dejaron de depender de la magia y el misticismo, siendo computables y reproducibles.

Una segunda vendrá de nuevo marcada por el telescopio, en este caso por el Gran Telescopio de Mount Wilson y su ojo reflector. Así fue como en el primer tercio del siglo XX Edwin Hubble derribó el dogma de que el universo era estático y eterno, demostrando que las galaxias de los cielos se alejan de la Tierra a enormes velocidades. O lo que es lo mismo, que el Universo se expande, confirmando de paso la teoría de la relatividad del gran Einstein. Dicho de otra manera, que la arquitectura del espacio-tiempo no es plana y lineal, sino curvada y dinámica. Y aquí se encendió la idea de una explicación del origen del universo: la gran explosión o "Big-Bang".

A día de hoy, y cuando ya parecía que el asunto estaba resuelto, aparece una tercera vía, amparada por la existencia y manejo de nuevos instrumentos de alta tecnología, tales como láseres, detectores de ondas de gravedad, satélites espaciales y telescopios de rayos X. Todo ello ha llevado a los astrónomos a pensar y manifestar que el universo se expande y se enfría a la vez. Si así fuere la perspectiva final sería la de una gran congelación, hundiendo al universo concebible en la oscuridad y en el frío eternos.

Y dicho esto, ya se ha comenzado a especular que, más allá de la teoría de Einstein, siguiendo las teorías de las "Supercuerdas" y la denominada teoría "M", no existiría un Universo sino un Multiverso. Que nuestro universo conocido solamente sería uno más entre muchos. Hay quien especula que, dentro de billones de años, cuando se acerque ese frío final de nuestro universo, la ciencia permitirá saltar a otro universo más habitable y hospitalario.

La paradoja sería, ¿Universo o Multiverso?. ¿Final congelado y obscuro o final y comienzo de nuevos universos y nuevos espacios-tiempo?.

Pero yo no pretendía hablar de estos temas que me apasionan en la misma proporción en la que me son desconocidos. Yo quería hablar de las banderas y los colores. Porque, ¿qué son las banderas sino unos colores trazados con intención o sin ella?.

Hace unos días mi hijo, un joven juicioso y con la cabeza bien amueblada, me dijo:

- "Papá, ¿por qué no borras la imagen de la bandera de España de las fotografía de tu facebook"?. Yo sé que tú no eres un facha pero alguien que no te conozca podría pensarlo.

El comentario me dejó perplejo. Es verdad que alguien, no tengo ni idea de quien (y me da lo mismo), puso la imagen de la bandera de España en el facebook y esa imagen, supongo que por  esas inercias del gran muro virtual, pasaron a mi cuenta de facebook. No le di importancia porque no la tiene. pero todo esto me ha llevado a una reflexión y ponderación del tema de las banderas. Si tú llevas encima la imagen de la bandera de España eres un facha, un mamarracho, un fascistoide de medio pelo. Ahora bien, si la bandera es una cualquiera de las varias de este país, con especial mención de las de Cataluña, País Vasco o Galicia, entonces eres un patriota, un ciudadano leal.

Esta es la paradoja que me revuelve las tripas y me destroza las meninges.