viernes, 29 de mayo de 2009

Balandrán

http://jeronimocarrera.blogspot.es/img/historiadelvestir.jpg Balandrán

En mis tímidos acercamientos al mundo de la Historia, (con mayúscula), he aprendido que se suele dar por bueno que la Edad Media, en nuestro mundo occidental, comienza con la "Caída del Imperio Romano", año 476.

Pero, ¿ en dónde situamos su final ?.  Siempre a finales del siglo XV se barajan varios acontecimientos decisivos:

El año 1492, con el "Descubrimiento de América", es una referencia de muy aceptada aplicación.

Otros argumentan que el verdadero final de la Edad Media se debe situar en la "Caída del Imperio de Bizancio", año 1453.

Existe una tercera hipótesis que razona el final del Medievo en un hecho trascendental: la "Invencíón de la Imprenta", en el mismo año 1453.

Incluso, en ciertas culturas centroeuropeas, se arguye un acontecimiento de cierto valor histórico: el final de la "Guerra de los Cien Años", misma fecha 1453.

Cualquiera de los acontecimientos históricos señalados tiene un gran valor, destacando el "Descubrimiento de América" y la "Invención de la Imprenta", por los enormes cambios que se pusieron en marcha.

Permitidme, no obstante, que este humilde aficionado plantee un hecho, o mejor un cambio de costumbres profundas, como frontera final de la susodicha Edad Media. Me refiero a la "Revolución del Vestido".

Coincide el final de la etapa medieval con un cambio radical en la indumentaria. Una nueva forma de vestirse que afectó a todas las clases sociales. Este argumento no lo he leído en ningun sitio. Es cosecha propia, y como tal, sujeto a réplica e incluso a crítica.

Los siglos XIV y XV incidieron de una manera nunca vista anteriormente en las costumbres y usos en la vestimenta. Un nuevo concepto tomó valor: la constatación del cuerpo como algo bello y digno de ser adornado e incluso insinuado, (en el caso de las damas).

El mundo clásico, herencia de las costumbres grecorromanas, se fue dejando atrás. Aquellos vestidos uniformes, prácticamente iguales para ambos sexos, se arrinconan definitivamente.

Se acentua la separación entre los trajes masculinos, más cortos y variados, y los femeninos, que aunque conservando su largura, fueron tomando volumen con tejidos transparentes, sedosos e hilaturas nunca vistas. La sensualidad entra en escena y una nueva belleza es retratada por los pintores, esculpida por los escultores y cantada por los escritores.

Existe y se acentúa, eso sí, una gran diferenciación entre la realeza, con una indumentaria deslumbrante, la nobleza con atuendos de alto coste y la clase baja, (campesinos, artesanos, pastores...), con vestimentas toscas, aunque acortadas para permitir los trabajos de cada uno.

Pero volviendo al argumento principal, la influencia humanística vigente favoreció el que la indumentaria masculina nos mostrara una silueta nueva, con el uso del jubón, la jaqueta, las calzas, sustituyéndose el uso generalizado de los cordones por el de los botones.

En las mujeres aparecen las prendas interiores, así como las faldetas y corpiños, acentuando las siluetas y poniendo al descubierto los hombros con generosos escotes.

He querido ilustrar este post con la imagen sacada de la obra "Las muy ricas horas del duque de Berry", en la que aparecen tres figuras mostrando algo común en la época, como es la falta de prendas interiores en las clases bajas.

Se crean unas prendas con denominaciones que hoy nos chocan y sorprenden, tales como "hopalandra", que viene a ser como una capa o cubre todo, confeccionada de finos paños y sedas.

Otro traje puesto por primera vez en escena es el "balandrán", traje largo, abierto, confeccionado con telas de gran riqueza y forrado en piel. Se le asigna un uso eclesiástico, pero no está nada claro. De hecho existen referencias a usos entre la nobleza baja y los profesionales que trabajaban para los nobles.

No voy a continuar este apasionante - para mí - tema de la revolución del vestido, como frontera del final del Medievo. Solamente llamar la atención de que en mi pueblo, Trabazos, y aún hoy, las personas de edad, como mi madre, utilizan este vocablo: "balandrán" para referirse a alguien inadecuado, raro, fuera de lugar: "Mira que eres balandrán....."

¿ A qué podría venir ese despectivo significado frente a una prenda  costosa ?. Quiero creer que, aquella Cabrera del medievo, sujeta a los Condes de Lemos, era visitada por administradores y personal de confianza, usando estos ropajes, que eran mal vistos por los pobres campesinos y pastores, ¿ Qué si no ?.

Sería gratificante continuar con las reacciones de la Iglesia, condenando estas modas y usos. Como dejó dicho aquel franciscano catalán - Francesc Aiximenis -: "estos vestidos descubrían nalgas y verguenzas....". Pero ya está bien por hoy.

Comentarios

¡hola jerónimo de verdad que eres sorprendente!, lo que yo te diga, eres una enciclopedia pero razonada, eres el mejor profesor que se ha perdido para la enseñanza, pero no pierdas la esperanza todavia estás a tiempo, así que ánimo , estoy dispuesta a ser tu alumna, y como yo muchos mas de los blogeros.
En relación a la vestimenta fué muy curioso el cambio para mejorar, imagínate la mujer de hoy en la sociedad de hoy, con semjante ropaje, bueno y el hombre igual, no cogeríamos en nuestros apartamentos, nos restaría mucho tiempo que necesitamos para otros menesteres, pero bueno todo va en función del avance tecnologico., porque imagínate, en aquella época tenías casi todo el tiempo del mundo para aburrirte y en algo tenías que distraerte y discurrir, si no las mentes estarían embotadas, si no preguntales a los de tu pueblo lo inteligentes que eran para comparar los motes .

un abrazo fuerte

Oye, es una tesis interesante y con fundamento. Te recomiendo que la patentes antes de que algun profe interesado te la pise y la bautice como propia. Tu curiosidad me sigue sorprendiendo.

pues me ha llamado la atencion tu razonamiento, bastante bueno si señor.......

Un placer, Jerónimo! te he encontrado de forma fortuita intentando llegar al origen de la palabra "balandrán". Decirte que en mi tierra (el Bajo Aragón) la utilizamos para referirnos a las envueltas del recien nacido (= esas largas faldas con las que hace unas decadas se cubría a los bebés). Muy interesante la obra "Las muy ricas horas del duque de Berry", no la conocía pero voy a buscar información sobre ella pues me sirve de apoyo para la defensa de un estudio sobre indumentaria tradicional en el que estoy trabajando. Besos, mil

vxdp

¡excelente! ¡rueda mi sombrero...!

¡ Muy bueno, muy bueno ! Te lo has currao, ¿ eh ?.

Muy bueno el artículo. Muy interesante y muy ilustrativo. Te felicito