miércoles, 25 de julio de 2012

Los Otros


Es este mi cuaderno de bitácora en el que, de vez en cuando, doy rienda suelta a mis neuras y a mis elucubraciones. Escribo sin pensar en nadie ni en nada. Doy rienda suelta a mis diablillos interiores, sin calibrar si lo que digo es correcto, ajustado o acertado. Al fin y al cabo es una forma de desahogo, sabiendo - eso si - que hay gente que me lee y alguno me comenta.

Aunque me hice la promesa de no hablar de política ni de fútbol si mi abogado no estaba presente, el desmadre, el despelote actual, me han empujado a mojar la pluma en ese tintero. No hay intencionalidad y si la hubiere o hubiese tampoco pasa nada.

Parece como si el cine y sus imágenes me abriesen caminos ocultos. Digo esto porque hace unos días, dándole al mando, me encontré con la película de Amenábar, "Los Otros". Ese grupo familiar en el que los "Otros" son los muertos sin saberlo.

Y hoy mismo, a la vista de las noticias de nuestra paranoica, desquiciada, inoperante y trastornada economía, me pregunto: ¿No seremos unos muertos vivientes, que subsistimos en los guarismos virtuales, pero que a efectos prácticos el mercado nos ha expulsado de su matriz, como a un aborto inservible?. ¿No será que vivimos en un mundo imaginado y supuesto, cuando la realidad circundante nos ignora como a unos apestados?. Hace semanas que leo y escucho que una Prima de Riesgo por encima de los quinientos puntos es una esquela post-mortem. Y que el Bono a diez años por encima del 6 por ciento es un certificado de muerte cerebral.

Hay un sueño que me persigue con insistente e inquietante reiteración. Un enfermo en el quirófano al que es absolutamente necesario amputar sus miembros gangrenados. En lugar de ello, el equipo médico sanitario se esmera en extirpar una berruguilla que le afea el mentón y unas manchas cutáneas en la parte del periné.

¿Qué sentido tendrá esta alucinación turbadora e insistente que rompe mi frágil y quebradizo desorden interior?.