Vivimos tiempos de intolerancia. La intransigencia y el fanatismo parecen ser los dueños de voluntades y actitudes. Las imágenes de los medios se recrean enseñando y reseñando. Seguramente siempre ha sido así. Siempre hubo momentos en la historia de la humanidad en los que no solo no se respetaban las ideas y opiniones de los demás, sino que se atacaban y perseguían con saña e impiedad.
¿Qué decir de ese autodenominado Estado Islámico, con sus bárbaros degüellos retransmitidos urbi et orbe?. ¡Escalofriante!.
Sin llegar a estas crueles prácticas, en nuestro suelo patrio parece haberse desatado también la intolerancia y la falta de voluntad.
He tenido en este verano, dentro de mis lecturas provechosas, la de un librillo que he leído alguna otra vez. Se trata del "Tratado sobre la Tolerancia" de Francois Marie Arouet, más conocido como Voltaire. Aunque los acontecimientos que dieron curso al libro, a mediados del XVIII, son bien distintos, la sustancia y los modos parecen repetirse.
¿Subsiste la esperanza ante este desolador panorama?.
"Vivere militare est". Vivir es luchar, que dejó dicho el gran Séneca hijo, (Lucio Anneo Séneca).