Duele tanto fingir que me estoy volviendo un mentiroso
Duele tanto sonreír que se me está desfigurando la cara
Duele tanto
Duele tanto continuar que estoy pensando regresar
Duele tanto seguir la corriente que me lo estoy planteando
Duele tanto. Duele tanto
Duele tanto contener el llanto que tal vez termine cortando el hilo
Duele tanto haber nacido que hablaré seriamente con mi madre
Duele tanto. Duele tanto. Duele tanto
Duele tanto querer y no poder
Duele tanto poder y no querer
Duele tanto estar aquí que tal vez peregrine a ninguna parte.
Duele, cuanto duele.
OSTI, JERONIMO. ¿QUE PASA?
ResponderEliminarCaro Jerónimo, deduzco que las hadas tristes han vuelto. Yo personalmente siempre me quedo muy vacía cuando acaba el curso. Me falta algo. Me falta el estrés, el ir corriendo a todas partes, el coger apuntes, terminar trabajos, darse palizas a estudiar, a leer y a repasar, hacer esquemas, no dormir, pensar que no sabes nada...echo de menos sentarme a tu lado, saludar a Rafa, quedar con Pilar...echo de menos el bullicio y el follón, los sufrimientos y las alegrías, las notas (cuando son buenas y te dan el subidón). A mí, personalmente,la Universidad me da la vida. A pesar de los suspensos, de los profesores impresentables (algunos, pocos más bien) y de los compañeros deslenguados que a veces critican. Pero todo acaba y acabadas estas mini-vacaciones preparatorias de exámenes volvemos al trabajo, y allí nos encontramos con que faltan dos compañeros, a los que, en mi ausencia han despedido, fijos desde hace dos años. Y también te enteras de que tu propia madre está medio chunga y que no sabes que hacer con ella porque aparte de sus enfermedades tiene un carácter difícil. Y te encuentras con un hijo que acabado el curso ya piensa en coger el coche e irse de fiesta. Y entonces ¿qué haces? Pues nada, sobrevivir y asumir la realidad de la vida, porque la vida, es que es así. Asi que, Jerónimo, espero que superes tu dolor. No es bueno que te duela la vida. No es nada bueno. A mí me ha dolido tantas veces y tanto, que ahora valoro cada minuto, por pequeño que sea, de felicidad.
ResponderEliminar¡Animo Jerónimo, que la vida no es sólo dolor¡
Un saludo de tu amiga y compañera, Victoria.
No es mio. Lo he leido y lo copio:
ResponderEliminarEs muy largo mi camino
Voy sin rumbo ni destino,
llevo el alma yerma y rota
duele tanto caminar.
Claro que duele. La vida duele. Nacemos llorando, no lo olvides.
Cuando piensas que el dolor es insoportable, los hados crueles y despiadados te atacan por la espalda.
ResponderEliminarCuando crees que una lucecilla brilla en el horizonte, un frente tormentoso te oscurece ese futuro siempre incierto.
Cuando el sufrimiento se hace insoportable, descubres con asombro que estás al comienzo de esa senda dolorosa.
Cuando alguien te pregunta ¿cómo estás?, fuerzas tus músculos faciales y dices que bien.....
Cuando llegas a casa y te encuentras con la soledad cara a cara, el desgarro se hace aún mas profundo.
Cuando..., ¿hasta cuando?..........