- ¿ Cómo me dijo Vd. que se llama la calle ?- La Merced. Se llama la calle de la Merced. ¿ Está Vd. sordo o me toma el pelo ?- Le ruego me disculpe. Ne le había oído bien- ¡ No le había oído bien...!. Y me lo dice con esa cara !- Perdone Vd. Es la cara que tengo. No hay otra- Si, es una cara que lo dice todo !- ¿ Qué quiere Vd. decir ?- Quiero decir que tiene una cara que se la pisa ! Es Vd. un carota !- Oigame caballero !. Me está Vd. faltando al respeto y eso no se lo permito !- El único que está faltando al respeto es Vd. !- ¿ Qué me dice....?- ¿ Otra vez con la sordera ?. ¿ No será que además de sordo, es tonto de capirote ?- Me cagoen....!- Y yo en su p........- .....................
¿ Puede una simple pregunta desatar una discusión y ésta llevarnos a un drama ?. Todo puede pasar. Vivimos tiempos extraños. La aparente educación se mezcla peligrosamente con una crispación latente. Estamos todo el día acelerados, sin tiempo para equilibrar nuestra vida interior.
¿ Por qué tenemos esa tendencia tan acusada para llegar a discutir ?. A veces ésto ocurre sin darnos cuenta de ello. Nuestra verdad, nuestra única verdad, es una balón redondo sin aristas en las que poder asirse. Nos cuesta hacer partícipes a los demás de ella.
Deberíamos pararnos cada día y engrasar nuestras meninges. La aureola de una presunta educación social, unido a la solitaria vida interior y a un andar todo el día de aquí para allá, nos puede fabricar una auténtica bomba silenciosa.
Por una nimiedad. Por una tontería. Por una auténtica simpleza, como una bolsa de basura, puede Vd. recibir un navajazo mortal. Real como la vida misma !.
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