Es una zafia placided. Una quietud grosera y vulgar. Una calma llena de rusticidad. Un agrado, un bienestar con dosis de aparente tosquedad. Un sosiego entreverado de aparente ordinariez. Una sonnolienta dulzura aderezada de una ruda y tosca chabacanería. Una tarde en la pocilga del caserón. Una penumbra de ronquidos que se convierten en silencios desafinados de violín.
La vida está llena de absurdos despropósitos, de incongruentes paradojas. A veces el disparate reina sobre la razón.
¿ Qué es lo socialmente correcto ?. ¿ Cuales son los ingredientes oficiales y sagrados de nuestra cotidianidad ?.
Déjame vivir mi soledad a mi manera. Permíteme tragos ruidosos y bocados procaces. No critiques mi descarada e insolente ansia de felicidad.
No importa la manera. Importa, y mucho, el encuentro con un resquicio de brumosa ventura y bienestar.
Comentarios
Amigo mío, tu artículo me ha hecho recordar un fragmento del libro "Donde las Hurdes se llaman Cabrera", de Ramón Carnicer, que tú mismo me regalaste. Es un libro muy bello que he leído varias veces, difícil hoy de conseguir.
En el episodio de la casa de Laureano, en Castrillo de Cabrera, aparecen estos párrafos:
".....El gruñir del cerdo, ahora más largo y acompasado, es un borboneo semejante al de un violoncelo que no tuviera más que una cuerda, la más grave, y con la que no pudiera dar más que una nota. La armonía es tan extraordinaria que recobro la lucidez de los entidos,....." .
Un abrazo muy fuerte.
En el episodio de la casa de Laureano, en Castrillo de Cabrera, aparecen estos párrafos:
".....El gruñir del cerdo, ahora más largo y acompasado, es un borboneo semejante al de un violoncelo que no tuviera más que una cuerda, la más grave, y con la que no pudiera dar más que una nota. La armonía es tan extraordinaria que recobro la lucidez de los entidos,....." .
Un abrazo muy fuerte.
Hola, hola. Hace ya mucho que no ando por aquí. Dificulades de todo tipo me lo han puesto difícil. Veo que sigues con buena mano el tema del blogeo. Me alegro y espero seguir leyéndote y comentándote.
Una imagen elocuente y una prosa llena de matices