jueves, 17 de julio de 2008

Adminículo prescindible

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Hace tiempo que el dichoso teléfono móvil ha pasado a ser para mi un "adminículo prescindible". ¿ Que no os lo creéis ?. ¡ Lo juro por mis ancestros que es así !.

En mi etapa laboral este objeto, utensilio, útil, aparato, artefacto..... tuvo para mi un uso, pero nunca un abuso. Ahora, en mi situación de laxa y distendida actividad, ha pasado a ser un aparejo complementario, unas veces en mi bolsillo y otras, las más, en el abandono premeditado, en el descuido deliberado, en el desinterés bienintencionado.

- Oye Jerónimo, que te he llamado varias veces y no me coges el teléfono.

- ¿ Qué pasa, campeón, ya no contestas a los amigos ?.

Una llamada al móvil casi siempre es osada, descarada, intrépida y a veces temeraria. Parece como si fuera obligatorio descolgar en cualquier circunstancia y ocasión. Ahora, que utilizo los autobuses en mis desplazamientos urbanos, me tengo que tragar las llamadas de las amas de casa contándose historias, de los mancebos diciéndose pijadas y hasta de los jubilatas detallándose batallitas del "abuelo Cebolleta". ¿ Y que me dices de los tonos, politonos y sonidos diversos ?.

Recuerdo perfectamente estos "Sanfermines" a un mozo volteado por los astados, con un móvil pegado a su mano como una berruga, sin soltarlo a pesar de los revolcones y volteretas. Antes los mozos llevaban en su mano el periódico como señuelo para orientar al toro. Ahora es un móvil el protagonista.

Casi sin querer me ha venido a la mente esa poesía:

<<Érase un hombre a una nariz pegado,
Érase una nariz superlativa,
Érase una alquitara medio viva,
Érase un peje espada mal barbado; >>
........................
(Francisco de Quevedo y Villegas)

Cámbiese nariz por móvil y tendrá una lectura acerada y acertada, como todo lo del gran Quevedo.

Si me llamas al móvil y no contesto no es que no quiera comunicar contigo, es sencilla y llanamente que no estoy al quite. Deja tu recado, insiste, persevera, porfía, reitera y, sobre todo, no pienses que no me importas. Es que el móvil ha pasado a ser para mi un "adminículo prescindible".

Comentarios

No me llames, ven a verme
Necesito una cara para conversar
No un teléfono para fingir
Necesito un rostro para recordar
No un sonido metálico para repetir
Mentiras que ensayadas una y otra vez
Quieren convertirse en verdades
Falacias que el viento lleva de aquí para allá

Comparto contigo el sentimiento hacia ese aparato que fue nuestro "collar" permanente de trabajo...quizá fue lo que eche de menos en un primer momento en mi cambio...un movil que dejó de sonar...era extraño, lo llevaba por costumbre pegado a mi cinturón... y no sonaba o de hacerlo era una sola vez al dia...¡mi mujer!...para preguntar como estaba...ahora , lo sigo llevando por cuestion de seguridad y necesidad de estar comunicado... pero no suena...ahora... "El" esta a mi servicio y no yo al suyo...

Sois unos exagerados con esto del móvil.
Si es que es una maravilla escuchar sus politonos, los aparatosos, los cursis, los groseros, los que suenan igual que el tuyo y te hace cogerlo quedando como un tonto, y que me dices podr decirle a la parienta que estas en el despacho reunido mientras ni te enteras que suena de fondo la musica ramplonera del puticlub, leer sus mensajitos, la publicidad, enviar fotos, recibirlas, pagar la factura, y ¿que me decis poder presumir ante los amigos a ver quien lo tiene mas pequeño? ¡por fin!. ¡Crei que no llegaría nunca esa oportunidad!.
A mi es que me encantan sobre todo cuando vas por la calle cargando con bolsas en ambos brazos, y el movil suena o cuando estás en un velatorio o te pilla haciendo una maniobra dificil al volante y el movil venga con su musica desde el bolsillo de la chaqueta en el asiento trasero, sin conectarse al bluetú el muy cabrón que nunca consigo acordarme de la clave, y no te digo si vas al baño y lo llevas en el bolsillo y pita una y otra vez, dependiendo de lo que hagas en ese momento ya no sabes a que atender primero, si a la taza, al papel, si al móvil... pero lo que mas me fascina es ver a tanta gente dando voces y paseos de un lado a otro, contando su vida, sus negocios, sus amores y desamores, en la calle, en el bar en el tren, en el bus, y sobre todo en el aeropuerto ¡no os imaginais la cantidad de información que se puede obtener de muchas empresas si prestasemos un poquito de atención a estos gilipollas que no paran de dar ordenes o pasar informes a todo trapo a otros gilipollas como ellos , sus empleados o sus jefes, mientras esperan con el portátil encendido, en las puertas de embarque.
Me estoy pensando crear una red de espías por todo le mundo. Con la información que se puede conseguir menuda agencia de confidencias monto.
Para forrarse.
Si es que son una delicia esto de los móviles, y vosotros va y parece que les teneis rabia. ¡ Es que hay gente para todo, no te digo!

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