En el año 2000, en mi segunda estancia en Valladolid, me adoptaron cinegéticamente hablando un grupo estupendo de personas, capitaneadas por un castellano recio, honrado y "amigo de sus amigos", al que conocemos cariñosamente como Chema.
Ese mismo año, después de algunos avatares y cámbios de propiedad de la finca llamada "Jeromín", situada estratégicamente en los Montes Torozos, al lado de Villagarcía de Campos y su otrora famosísima Colegiata, noviciado de los Jesuitas y residencia temporal de D. Juan de Autria, hijo natural del Emperador D. Carlos I, llegamos a un acuerdo con la nueva propiedad para disfrutar la misma como coto de caza menor.
Esta finca, denominada Monte "Jeromín", utilizada actualmente como cercado de ganado vacuno, tiene un pozo con brocal de piedra, que según la leyenda se utilizó en su día como punto de reunión para que se conocieran los dos hermanos. D. Felipe II quiso conocer en persona a su hermanastro, que vivía por decisión paterna en Villagarcía de Campos, con la familia "Quijada Ulloa", estando su educación encomendada a los Jesuitas en la mencinada Colegiata. De ese hecho viene la denominación de "Jeromín", referida al monte de robles y encinas, con espesas manchas de jaras, en donde se ubica el pozo. Todos sabemos que D. Juan de Austria ha pasado a la historia con el apodo cariñoso de "Jeromín". De ahí la relación de nombres y circunstancias.
Me apena ver, cada vez que paseo por esta finca, llena de vacas y alambradas, el pozo cubierto de suciedad, lonas y desechos varios.
En este caso, como en otros muchos, tiene razón el dicho de que "cualquier tiempo pasado fue mejor".
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